Medicina 2.0: Un concepto más cercano de lo que creemos

Hoy día utilizamos nuestros móviles inteligentes para multitud de cosas: jugar, aplicaciones que nos ayudan a resolver pequeños problemas, banca online o incluso pagar por móvil. Entonces ahora muchos se plantean, ¿por qué no llevar la sanidad a un entorno móvil tecnológicamente avanzado? Pues bien, esto parece que está empezando a convertirse en realidad y quizá en cinco años empiece a ser una tendencia común.

En una encuesta realizada por The Economist a más de 144 expertos en salud del sector privado y público, se discute sobre la viabilidad de una posible «Medicina 2.0» donde el paciente posea mayor implicación en sus tratamientos. Esto ahorraría muchísimo dinero en desplazamientos de unidades de emergencia en falso y grandes aglomeraciones en las salas de espera.

Me siento mal, ¿voy al médico? No, mira tu móvil

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NEC Medical America

Sí, has leído bien. Actualmente se está trabajando a nivel local y regional (norte rural de Arizona, Nueva Zelanda, China, Kenia…) en tecnología móvil al servicio del paciente. Grandes corporaciones tecnológicas como Samsung y farmacéuticas como Bayer o Novartis están lanzando aplicaciones con las que el paciente pueda monitorizar constantes vitales, presión sanguínea, ritmo cardíaco, etc. mediante una tecnología auxiliar. También existen aplicaciones más sencillas en las que se introducen síntomas y se descarta o confirma la gravedad y por ende la conveniencia de acudir físicamente a un centro médico. En Nueva Zelanda, una tecnología mucho más veterana, como los SMS, se están implementando a aquellos pacientes que están dejando el tabaco a modo de recordatorios y pautas para crisis de ansiedad,  con buenos resultados.

¿Cuál es la viabilidad y las consecuencias de esto? ¿Y el modelo de negocio?

Existen no obstante retos más allá del mero desarrollo de la tecnología capaz de diagnosticar o monitorizar pacientes.

La seguridad del historial médico alojado en una de estas apps sigue siendo una de las mayores preocupaciones del usuario/paciente (algo similar a lo que ocurre con el todavía en ciernes pago móvil), además de que muchos consideran la tecnología algo difícil de poder utilizar, como en el caso de los ancianos.

Luego también se presentan los posibles modelos de negocio: de dónde sacan beneficio las empresas que desarrollan dichas aplicaciones. ¿Servicios premium? ¿Pago para ayudar al I+D+i de medicamentos? Y también surge un problema con el personal médico actual: ¿menos plantilla? ¿qué ocurre en modelos de pago por servicio como el estadounidense?

Nos surgen muchas preguntas, de tipo moral o simplemente práctico. ¿Qué opináis vosotros?

Más información y estadísticas en el siguiente Slideshare (en inglés):